MI LACTANCIA

A propósito de la semana mundial de la Lactancia, me puse a reflexionar sobre cómo fue mi proceso de lactancia con mis 2 hijas. Yo soy una mamá muy pro-lactancia, di de lactar a mis 2 hijas casi 2 años cada una, y solas dejaron de lactar, cuando ellas desearon y estuvieron listas. Fue una experiencia maravillosa, de mucha conexión, la disfruté mucho, y a la vez tuvo sus momentos grises, de cansancio, de renuncia a muchas cosas. Sin embargo, el balance fue enormemente positivo y enriquecedor para mis hijas y para mi.

Recuerdo cuando estaba embarazada de mi primera hija, recibir tantos consejos que me abrumaban, de que para tener una lactancia exitosa tenía que prepararme los pezones, frotándolos con piedra pómez en la ducha, poniéndome alcohol para que se “curtan” y tantas otras recomendaciones, que solo de escucharlas, se me ponían los pelos de punta. Y obviamente no hice caso a ninguna, pues yo sabía que la lactancia tenía que ser un proceso natural. Por otro lado, lo que sí hice fue informarme correctamente, de cómo colocar a mi bebé adecuadamente para asegurar un buen agarre, cómo ubicarme yo, la necesidad de hidratarme bien con agua pura en el día, el tener un extractor de leche para almacenarla y hacer mi banco de leche. 

Afortunadamente, mi primera hija nació a término y saludable, luego de una labor de parto muy intensa y dolorosa de casi 1 día entero, nació por parto natural, sin epidural. Fue uno de los momentos más maravillosos y más intensos de mi vida. Luego, me la dieron para que pueda lactar, y me sorprendió lo instintivo que fue, pues tanto ella como yo, supimos ese momento qué hacer. Fue una conexión indescriptible, que nunca había sentido. Desde ese día hasta alrededor de casi 20 meses meses lactó mi hija, feliz. Lactó incluso yo estando embarazada de mi segunda bebé. Había leído e investigado de lactancia en tándem y no tenía problema en hacerlo. 

Fueron momentos hermosos, que los tengo grabados en mi mente y en mi corazón siempre. Era ya experta en hacerlo. Hubo momentos difíciles como cuando a los 3 meses de haber nacido mi bebé ya debía volver a mi trabajo en un colegio, y yo lloraba de la preocupación los días anteriores, pues mi bebé nunca tomó biberón, y no sabía cómo la iba a alimentar mi mamá quien se quedaría con ella. Decidí entonces conversar con mi jefe, pues la única opción que había era que me permitiera salir a dar de lactar a mi hija 2 veces en esas horas de trabajo (afortunadamente mi mamá vivía muy cerca, a pocos minutos) o sino debía renunciar y dejar de trabajar. Sabía que era una propuesta difícil de ser aceptada, pero nada perdía con intentar, quería terminar el año lectivo, faltaban 2 meses para hacerlo, para poder salir del trabajo de buena manera y en agradecimiento a tantos años que trabajé allí, donde me permitieron crecer mucho profesional y personalmente. Sabía que yo quería renunciar para dedicarme al 100% a mi hija, pero quería también terminar correctamente el año lectivo. Así que un día me armé de valor y le hice esa propuesta a mi jefe. Y accedió! Estaba tan feliz! Realmente él confiaba en mi, y en mi capacidad de hacer un trabajo bien hecho, incluso con estas interrupciones para salir a alimentar a mi hija. También me extraía leche en el trabajo, y era toda una odisea hacerlo. 

Las salidas a dar de lactar a mi hija no fueron nada fáciles. Por un lado, ansiaba ya recibir el mensaje de mi mamá diciendo que mi hija ya se había despertado, que vaya a darle de comer. Moría porque ya llegue la hora para irle a ver, la extrañaba tanto y me partía el corazón no poder estar con ella toda la mañana. Pero por otro lado fue muy difícil, pues siempre estaba en medio de alguna labor, reunión, había empezado ya a escribir algún proyecto o correo, y debía interrumpir todo y salir. Obviamente me quedaban muchas cosas para hacer, y debía encontrar otras horas en el día y en la noche para poder terminar correctamente mi trabajo. Viví unos meses de mucha presión, emocional y mental, un stress grande de cumplir con mis obligaciones laborales, pero a la vez de alimentar y cuidar bien a mi hija. No obstante, era poco el tiempo que tenía para ir a dar de lactar a mi hija, y era u  ““corre corre todo el tiempo. Añoraba que ya llegue el día que se acabe el año escolar y pueda ya dejar de trabajar para estar con mi bebé. Fuero meses duros, mi hija incluso bajó de peso, empeoró terriblemente su sueño, yo pasaba agotada mental, emocional y físicamente. Pero estaba allí al pie de la batalla, porque quería mantener mi lactancia a como dé lugar. 

Trabajé también en crear mi banco de leche. No fue fácil, pues después de dar de lactar a mi hija o estar con ella, lo que quería era descansar, pero sabía que debía sacar tiempo todos los días aunque sea 1 vez para extraerme leche y almacenarla. Gracias a Dios me fue muy bien, y realmente tenía mi congeladora llena de recipientes con mi leche. Recuerdo una vez que se fue la luz en mi ciudad, y casi me pongo a llorar de la angustia que se iba a dañar toda la leche. Afortunadamente, una vecina de mi edificio me prestó su congelador que tenía planta propia, para poder almacenar ese día mi leche y que no se echara a perder. 

Recuerdo una época como a los 6 meses de edad de mi hija que noté que mi producción bajaba y bajaba. Ya casi no tenía leche para extraerme. Luego comprendí que el extractor nunca va a sacar la misma cantidad de leche que la succión de tu bebé. Entré en mucho stress, y preocupación. Sabía que no era así, pero en mi interior sentía una culpabilidad enorme de no ser buena madre, por no producir la suficiente leche. 6 meses de lactancia exclusiva sentía que estaban llegando a su fin y yo no quería eso! Sentía un enorme peso! Conversé con muchas personas, especialmente con mi esposo, y decidí relajarme. No pasar pensando en eso en cada momento, sino dar de lactar a mi hija tranquila y contenta, disfrutar esos momentos, y soltar! Si tenía que ser, pues íbamos a mantener la lactancia, y sino, pues lo hice durante 6 meses y lo hice lo mejor que pude. Gracias a ese cambio de mentalidad, mi cuerpo y mi mente se relajaron, y afortunadamente retomé mi lactancia exitosa y seguí dando de lactar a mi hija hasta que ella sola la dejó alrededor de los 20 meses.

Con mi segunda bebé, fue igual de hermoso. Ya tenía más conocimiento y experiencia, y fue una etapa maravillosa. Fue también más fácil, pues podía estar con ella al 100% todos los días. Afortunadamente tengo ahora un trabajo que me permite realizarlo desde casa y poder estar con mis hijas en todo momento. Eso me ayudó a establecer una lactancia exitosa y exclusiva. Mi segunda hija lactó hasta casi los 2 años e igualmente lo dejó sola. Y durmiendo toda la noche! 😊 Lactancia no está en contra de sueño ni viceversa. Se puede establecer una lactancia exclusiva y prolongada, durmiendo todos bien. 

Igualmente, fueron momentos que guardo en mi corazón, que disfrutaba cada cosita, tenerla en mis brazos, acariciarle su cuerpito, ella que me acariciaba a mi con sus manitos, sentir su olor  y lo más hermoso, ver sus ojitos cómo me miraban con tanto amor en cada toma. 

También habían momentos agotadores, donde yo solo quería descansar o ir al baño o hacer cualquier otra actividad, pero tenía que dar de lactar en ese momento. Debía desconectarme de mis necesidades o urgencias, y entregar ese tiempo para mi bebé. Hasta el hecho de usar ropa de lactancia, que no era la más bonita. Estar siempre pendiente de que mi hija lacte. Renunciar a muchas cosas. Incluso a los cambios en mi cuerpo. 

No faltaron momentos difíciles o que me llenaban de iras y frustración, cuando familiares, amigos o desconocidos me preguntaban mientras daba de lactar a mis hijas: “¿Hasta cuándo le vas a dar de lactar?”, “Ya está muy grande! Esa leche ya es solo agua”. “No te da vergüenza darle de lactar ya tan grande?” “Ahora las madres de hoy quieren dar siempre de lactar hasta grandes a los niños”. Etc etc etc… Al principio al recibir esos comentarios realmente me deprimía, entristecía y me moría de las iras y de la frustración. Con el tiempo aprendí a manejarlos mejor, sin dejar que me afecte, permitiendo que esos comentarios “resbalen” y no me afecte a mi corazón. En ocasiones respondía con algún comentario inteligente pero tranquilo y en otras simplemente ignoraba el comentario, me quedaba callada y entablaba otra conversación, porque sabía que a veces es difícil hablar con oídos sordos que no te van a entender ni escuchar.

Para mi lo más importante en la lactancia era lo que piense y sienta mi bebé y yo. Y mi esposo. Tuve el maravilloso apoyo de él en toda la lactancia. Me apoyaba al 100% a hacerlo, hasta cuando mis hijas y yo decidamos. Siempre estaba pendiente que tenga agua para tomar. Y me defendía de comentarios inoportunos de otras personas, o me consolaba cuando yo le contaba lo que había escuchado o recibido. 

Para mi la lactancia fue realmente una experiencia maravillosa. Nunca se me cruzó por la mente terminarla con métodos abruptos como ponerse salsa de tomate en el pezón o pintarse con pintalabios para que el bebé crea que te lastimó, o contarle que estas cansada y ya no le vas a dar de lactar, o llevarle a dormir donde la abuela 1 semana para “que se olvide”. Me parece una forma demasiado brusca y fea de terminar algo tan maravilloso como lo fue la lactancia para mamá y bebé. Yo di de lactar hasta que mis hijas quisieron. Solas fueron bajando las tomas. Y un día ya no lactaron más. Fue un sentimiento agridulce. Creo que más agrio que dulce. Pues si bien, di de lactar casi 4 años de mi vida, y sí fue agotador muchas veces, me daba mucha pena y nostalgia. Fueron momentos únicos y hermosos que guardaré por siempre ¿Lo volvería a hacer? Sí! Mil veces! 

Apoyo al 100% a todas las madres lactantes. Las que trabajan conmigo en el programa de sueño, tienen todo mi respaldo para continuar la lactancia hasta que ellas deseen.

Rechazo los comentarios de las personas que sin conocer o conociendo, hacen malos comentarios o juzgan a las madres que dan de lactar o a las que no lo hacen. No juzguemos, respetemos y apoyemos! Hagamos posible la lactancia.

Aplaudo a las personas que desde sus diferentes roles, hacen posible la lactancia, como fue en su momento mi jefe en mi trabajo y mi esposo en mi casa, incluso mi vecina que me permitió guardar mi leche en su congelador.

Informémonos, no nos dejemos llenar de mitos. No es fácil la lactancia, es de mucha entrega y sacrificio, pero a la vez es totalmente enriquecedora y hermosa. Si tienes dificultad para mantener tu lactancia, busca ayuda! Hay consultoras de lactancia maravillosas que pueden guiarte y ayudarte. Y si decidiste no dar de lactar, es igual de perfecto. La lactancia no es lo que garantiza el vínculo con tu bebé, sino tu interacción con el bebé cada día. Sea que lo alimentas con biberón o lactando, hacerlo con el mayor amor del mundo es lo importante.

Un abrazo a todas las mamás. Sé que todas lo hacemos lo mejor que podemos!