Comenzó un nuevo día con tu bebé, lo levantas, le alimentas, lo cambias, juegas con él y salen a dar un paseo. Luego, cuando es momento de su primera siesta, lo arrullas y lo pasas ya dormido a su cuna. Pero, 30 minutos después… ¡se despierta! Sin embargo, no se despierta tranquilo. Está irritado, mal genio, sientes que realmente no durmió lo suficiente. A pesar de intentar que vuelva a dormir, no lo logras. Entonces, continúas tu día, esperando que para la siesta de la tarde, al estar más cansado, dormirá más largo. Sin embargo, se repite exactamente lo mismo. Siestas de más de 30 minutos no están sucediendo con tu bebé.
¿Qué podemos hacer?
El sueño de los bebés, como el de todos nosotros, funciona en ciclos. Empezamos el ciclo en un sueño muy ligero, donde es fácil despertarnos. Gradualmente, pasamos a fases más profundas, donde incluso ruidos o movimientos fuertes no nos despiertan. En estas fases es donde realmente descansamos. Aquí nos rejuvenecemos, nuestro cuerpo y cerebro realizan todas las funciones de mantenimiento necesarias para sentirnos refrescados, con mente clara y lúcida y con energía para funcionar adecuadamente en el día.
Lentamente, pasamos a la última parte del ciclo, donde volvemos a estar en una fase ligera de sueño. Enseguida, nos despertamos por unos segundos y nos volvemos a dormir, empezando todo el ciclo nuevamente.
En los adultos, generalmente los ciclos duran alrededor de 90 minutos. En los bebés, estos ciclos pueden ser tan cortos como de 30 minutos.
Por lo tanto, que tu bebé se despierte de su siesta después de haber dormido solamente media hora es, de hecho, completamente natural. Pero…. ¿por qué hay bebés que duermen siestas de 1, 2 o 3 horas? La verdad es que aquellos niños lo que están haciendo es “conectar” ciclos de sueño por sí mismo. La clave de todo es que el bebé debe tener una estrategia propia para dormir. Así, cuando tenga ese micro despertar al terminar un ciclo, pueda continuar durmiendo sin problema y descansar todo lo que necesite en su siesta. Esto hará que tu bebé tenga unas siestas más sólidas, se despierte más animado, tranquilo y con mayor energía. Y, adicionalmente, unas siestas de mejor duración tienen un beneficio para ti también. Tendrás un poco más de tiempo para realizar aquellas tareas que necesitas hacer u organizar mejor tus actividades del día a día. Incluso, puedes tomar una pequeña siesta tú también!
Entonces, volvamos a aquel primer escenario, donde arrullabas a tu bebé y lo acostabas dormido en la cuna. Es allí donde debemos detenernos y hacer algunos cambios. Si tu hijo siempre depende de una ayuda externa para conciliar el sueño, le va a ser muy difícil conectar ciclos de sueño solo. Aquellas ayudas pueden ser todos los estímulos que el bebé utiliza para hacer la transición de estar “despierto” a estar “dormido”. Por ejemplo: el chupón, el biberón, pasearlo, rebotar en una pelota, pasearlo en el coche, o en el carro, etc. Lo ideal sería que lo acuestes despierto, para que él pueda desarrollar una herramienta propia para conciliar el sueño.
Otros puntos clave que te ayudarán a alargar las siestas de tu bebé son:
- ¡Oscuridad! Mantén la habitación donde toma las siestas lo más oscura posible. Esto contribuirá a que tenga una mayor producción de melatonina, la hormona del sueño.
- Si tu casa es muy ruidosa, o tu bebé es muy sensible a los sonidos externos (ladridos de un perro, el timbre de la casa, la construcción de al lado, etc.), puedes utilizar ruido blanco para amortiguar los sonidos del ambiente. Son sonidos que se asemejan aquellos que él escuchó en tu vientre. Se parecen al ruido de aspiradoras, secador de pelo, cascadas, etc. Hay varias aplicaciones en el internet para bajarse. Solo asegúrate que el volumen no sea muy fuerte ni lo pongas muy cerca de sus oídos.
Y si estás teniendo problema en aplicar estas recomendaciones, contáctame para coordinar una llamada. La solución podría ser más simple de lo que imaginas. La mayoría de los padres con los que trabajo ve enormes progresos en 2 – 3 días.