Es una pregunta que muchos padres se hacen con frecuencia.
¿Es un hito del desarrollo? ¿Es una regresión?¿ Está el bebé durmiendo mucho en el día, o talvez muy poco? ¿Capaz tiene hambre, talvez no? ¿Puede ser que tenga frío, o tal vez mucho calor?
Bueno, la verdad es que puede ser cualquiera de aquellas razones o una combinación de ellas.
De allí que sabemos que el tema del sueño es realmente algo complejo, seguramente ustedes ya se habrán dado cuenta de esto.
Tanto el cuerpo como el cerebro de los bebés está creciendo rápidamente y atravesando muchos cambios significativos, y mientras un factor ya lo tienen bajo control, uno nuevo aparece!
Hay factores que sí podemos controlar. Por ejemplo, si el bebé tiene mucho calor, hay que cuidar de no arroparlo mucho, ventilar mejor la habitación en el día, etc. Si está por salirle un diente, debemos administrarle algún analgésico y antiinflamatorio para aliviar el malestar.
Son arreglos simples. No obstante, la razón por la que muchos padres atraviesan desafíos con el sueño de sus hijos es porque aquellos no son problemas tan simples, y no tienen soluciones tan obvias.
Imaginen este escenario: un bebé de 18 meses, recibe luz del sol en el día, está activo, toma siestas largas mecido en su hamaca, pero cuando es la hora de acostarse, (sus padres lo ponen a dormir alrededor de las 9 – 10 pm), de repente se muestra lleno de energía, muy activo y quiere jugar. Cuando se le prepara para dormir, está muy molesto y la hora de acostarse se convierte en una batalla cada noche. Una vez que finalmente se duerme, se despierta varias veces a la noche, especialmente a las 3 am le cuesta muchísimo volver a conciliar el sueño y se despierta definitivamente alrededor de las 5h30 am.
Entonces, ¿qué está sucediendo? ¿tal vez el bebé está durmiendo mucho durante el día?
La verdad es que sucede todo lo contrario. El bebé en este caso está demostrando que necesita dormir más, en lugar de menos.
Para poder comprender mejor este razonamiento, analicemos cómo funciona el sueño.
Alrededor de 3 horas antes de nuestra hora habitual de despertarnos por la mañana, nuestro organismo empieza a secretar cortisol, que es una hormona estimulante, encargada de mantenernos despiertos y alertas. Al acercarse la hora de despertarnos, ayuda a nuestro cuerpo a comenzar a alistarnos para un nuevo día.
Por otro lado, nuestro organismo produce otra hormona cuando se acerca la noche, la melatonina, la “hormona del sueño”. Esta es la que nos prepara para conciliar el sueño y mantenernos dormidos durante la noche. Nuestro cuerpo reconoce la llegada de la noche con la reducción de luz solar y comienza a producir melatonina. Además, la producción de melatonina aumenta y empieza antes si es que en el día nos exponemos a la luz solar.
Sin embargo, hay factores que pueden afectar este funcionamiento de cortisol/melatonina en nuestro sistema, es decir, afectar cuán fácil se nos hace dormir y mantenernos dormidos. Como en el ejemplo del bebé de arriba. Este niño toma siestas largas en el día, pasa tiempo afuera en la luz del sol, entonces su cuerpo debería estar listo para producir la melatonina suficiente para dormir a la noche. ¿Por qué entonces se vuelve a activar a la noche y “lucha contra el sueño”?
Lo que sucede es esto. Cuando el cuerpo del bebé ha iniciado su producción de melatonina, existe una pequeña “ventana” de tiempo durante la cual el cuerpo espera que el bebé se duerma. Como no se ha dormido, el cerebro instintivamente decide que algo no está bien. Para aguantar despierto, comienza a producir más cortisol para compensar. Esta sobre – estimulación se muestra en un comportamiento muy activo a la noche, extrema energía, muchas ganas de jugar y brincar por todo lado, irritabilidad y finalmente dificultad para “bajar las revoluciones”. En definitiva, el bebé ha “perdido la ventana” de sueño, se ha vuelto a activar y le va a tomar mucho tiempo y esfuerzo finalmente dormir (aunque su comportamiento parecería indicar que no tiene sueño).
Entonces, ¿qué sucede con las despertadas alrededor de las 3 am?
Asumiendo que el ritmo circadiano del bebé está regulado para despertarse a las 6 am, su cuerpo empieza a secretar cortisol 3 horas antes. En este punto, la producción de melatonina también se ha reducido. Entonces, el bebé termina un ciclo de sueño alrededor de esa hora, llega a la superficie de sueño, tiene un “despertar parcial”. Adicionalmente, se está reduciendo la producción del “sedante natural” (melatonina) y se está iniciando la producción del “estimulante natural” (cortisol). Esto, sumado a que el bebé no tiene estrategias propias para dormir (siempre es mecido para dormir), da como resultado que el bebé se despierte totalmente y realmente le cueste volver a conciliar el sueño a esa hora de la madrugada.
¿Qué podemos hacer para evitar esto?
- Exponer a nuestros niños a luz solar, llevarlos diariamente a jugar al aire libre. La luz natural del día promueve la producción adecuada de melatonina a la noche.
- Asegurar que la habitación donde duerme el bebé esté lo más oscura posible para dormir, especialmente durante las primeras horas de la madrugada (4-7am), donde estamos mayor tiempo en sueño REM, que es ligero, y es más probable despertarnos con cualquier rayo de luz del amanecer.
- Evitar exposición a pantallas (TV, celulares, tablets, etc.) al menos 1 hora antes de dormir para evitar confundir a nuestro cerebro. Estos dispositivos emiten luz azul, que estimulan la producción de cortisol, lo que dificultará que conciliemos el sueño con facilidad.
- Respetar los horarios de sueño de nuestros niños. Es de suma importancia que los niños se acuesten temprano a la noche, para asegurarnos sus horas de sueño suficientes y evitar que se vuelvan a activar al perder su “ventana de sueño”.
- Darles la oportunidad de desarrollar estrategias propias para dormir. Al tener una estrategia propia para dormir, sabrán cómo volver a conectar un ciclo de sueño durante la noche y dormir “de corrido” hasta el amanecer. Nunca vamos a poder prevenir despertarnos durante la noche. Todos nos despertamos varias veces cada vez que se termina un ciclo de sueño. Pero si nuestros hijos saben cómo volverse a dormir, no notarán esos despertares y tendrán noches consolidadas, cuando estén listos para hacerlo.
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