¿A qué hora es mejor acostar a nuestros hijos a la noche?
Unos dirán que lo mejor es acostarlos lo más tarde posible para que duerman más largo o para que “caigan” rendidos en su cuna/cama.
Lo cierto que es totalmente lo contrario. La mejor “ventana” de tiempo para acostar a nuestros niños es entre 7 y 8 pm. Esto tiene enormes beneficios, no solo para nuestros hijos, sino también para los padres:
1. Nos aseguramos sus 10 – 12 horas de sueño. La necesidad de sueño de un niño por la noche es alta. Es importante que podamos garantizar que el niño descanse el tiempo que su cuerpo requiere. De lo contrario puede acumular cansancio que afecta a su descanso y a su funcionamiento en el día. Si un niño duerme lo suficiente, no va a ser necesario “despertarlo” a la mañana para ir a algún lugar o comenzar una actividad. Por ejemplo, en niños que deben salir temprano con sus padres a la mañana, o asistir a centros educativos, y no se despiertan de manera natural, son sus padres quienes los deben levantar. Esto hace que les interrumpamos su sueño y se despierten cansados aún, incluso malgenio, irritables. No es la mejor forma de comenzar el día para la familia. Lo ideal es que todos nos despertemos de manera natural, y nos sintamos contentos y descansados por la mañana.
2. Evitamos la acumulación de cansancio. Cada edad tiene cierta cantidad de tiempo que tolera estar despierto. No son las mismas necesidades de sueño de un bebé recién nacido, que de un bebé de 8 meses, un niño de 2 años o de 4. Es importante conocer cuánto tiempo pueden estar despiertos nuestros hijos para no sobre fatigarlos y mantenerlos despiertos cuando en realidad necesitan ya descansar. Si los acostamos muy tarde, ese bebé estará demasiadas horas despierto. Su cuerpo habrá acumulado más cortisol y adrenalina para aguantar. Entonces, le será más difícil conciliar el sueño a la noche y mantenerse dormido. Es totalmente contraproducente agotar a nuestros niños o mantenerlos despiertos hasta tan tarde con el afán de que duerman más largo o que concilien el sueño “rendidos” más fácilmente. Un niño que “se le pasa la hora”, se vuelve a activar, coge un “segundo aire”, y le será más difícil y le tomará más tiempo dormir. Muchos padres me cuentan que deben hacer mil quiromancias para que su hijo, que está super activo, finalmente duerma. Le prenden la televisión, le vuelven a acostar cien veces, lo pasean por toda la casa por horas, muchos incluso pierden la paciencia y solo le piden que se duerma en ese instante. Así, termina el día de manera tensa, el niño llorando, los padres frustrados y enojados. Un niño que acumula cansancio se muestra más irritable, con poca energía, mal humor, etc.
3. Hará que no se despierten tan temprano! Sé que muchos pensarán lo contrario, que mientras más temprano lo acueste a mi bebé, más temprano se levantará, y a nadie le gusta madrugar antes de que amanezca. Sin embargo, cuando un niño se acuesta muy tarde, su cuerpo ha acumulado mayor producción de las hormonas que nos mantienen alertas y despiertos (cortisol, adrenalina). Esto hace que les sea más fácil despertarse especialmente a las horas de la madrugada (4-7 am). Allí es cuando empieza a amanecer, estamos más tiempo en sueño REM (que es un sueño ligero), y cualquier cambio en el ambiente (luz, sonido, temperatura, etc) es fácil que estimule un despertar.
4. Tendrá un sueño más profundo. Al dormir más descansado, podrá estar en un sueño profundo el tiempo necesario, y no mantenerse en un sueño ligero, del cual es fácil despertarse y tener noches interrumpidas.
5. Reduce la probabilidad de que los niños experimenten trastornos de sueño, como terrores nocturnos o pesadillas. Estos episodios generalmente ocurren por acumulación de cansancio. Cuando un niño se acuesta muy cansado o no ha dormido lo suficiente en el día y en la noche, es más propicio a sufrir estas parasomnias. Los niños en la primera porción de la noche pueden tener episodios de llanto fuerte, agitado, movimientos bruscos, comportamiento muy atemorizante para los padres que lo presencian. Y sin embargo, están dormidos y al día siguiente no se acuerdan. Esos son los terrores nocturnos. O durante la segunda porción de la noche, pueden despertarse asustados, llorando, angustiados por lo que soñaron y con miedo de volver a dormirse. Han sufrido una pesadilla.
6. Tener el sueño suficiente hará que aprendan y se desarrollen mejor. El sueño es una herramienta básica para el desarrollo de los niños. Durante el sueño, no solo descansamos, sino que se dan varias funciones cognitivas para consolidar aprendizajes, memoria y atención. Pronto sus hijos irán a la escuela, y es necesario que tengan unos buenos hábitos de sueño para rendir al máximo de su potencial, aprender positivamente y funcionar bien en las distintas actividades de su día a día.
7. Los padres tienen tiempo para ellos mismos, como individuos y como pareja, desde una hora temprana a la noche. Muchos padres me cuentan que como sus hijos se duermen tan tarde (10- 11 pm), ellos recién a esa hora (agotados!) pueden ponerse al día con sus labores, terminar algún trabajo pendiente, cenar con su pareja, ver una película, conversar, compartir, o simplemente descansar! Es tan importante priorizar el tiempo de pareja. Al tener la tranquilidad de que nuestros hijos duermen tranquilos desde temprano, pueden disfrutar más tiempo de calidad con su esposo/a y fortalecer la relación cuyos frutos son estabilidad y amor hacia sus pequeños.
Estos son algunos de los beneficios de acostar temprano a nuestros niños, para que se despierten contentos, descansados y con energía para disfrutar y funcionar bien en sus días. El acostarlos temprano es parte de vivir con una adecuada higiene de sueño.
Si necesitas ayuda para mejorar los horarios de tus hijos y que toda la familia duerma bien, no dudes en contactarme.
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